Su infancia transcurrió en los barrios marginales de
Medellín. Había sido ladrón a los 12, pandillero a los 14 y a los 15 se inició
como sicario.
Pinina tenía un destacado conocimiento de las gentes de la
comuna lo que le permitía reclutar allí miembros para el sicariato. Por eso, el
primer magnicidio del cartel, el asesinato del ministro Rodrigo Lara Bonilla,
le fue encomendado, siendo él quien contrató y pagó a Byron de Jesús Velásquez,
Iván Darío Guizao Alvarez y a los demás integrantes de la banda que cometió el
asesinato en 1984.
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