En una ceremonia de ascensos militares en la Escuela de
Cadetes, el general Miguel Maza, director del DAS, y el general Octavio Vargas,
comandante de los cuerpos de élite de la Policía, vieron interrumpida una
cordial conversación al lado de la piscina por una llamada urgente de Medellín.
Se trataba de un informante del DAS en la capital antioqueña,
quien tenía un amigo en Cartagena que sabía dónde estaba Rodríguez Gacha y
quería obtener la recompensa de 250 millones de pesos ofrecida por el Gobierno.
Minutos después los dos generales se trasladaron en
helicóptero a la dirección de la Policía, en donde se tomó la decisión de
enviar un hombre de confianza de Maza a Cartagena a entrevistarse con el
informante. La cita se cumplió en el restaurante Nautilus, de la Ciudad
Heroica, en la noche del miércoles.
Allí el informante reveló que Rodríguez Gacha, su hijo Freddy
Gonzalo y algunos de sus guardaespaldas se encontraban en Cartagena. Una vez
transmitida la información se decidió trasladar a 30 hombres del cuerpo de
élite al comando aéreo de Barranquilla y acuartelarlos aquí. Al mismo tiempo se
dio la orden de que dos helicópteros de la Policía se mantuvieran listos para
despegar del aeropuerto de Santa Marta.
Al otro día el general Miguel Gómez Padilla, comandante de la
Policía, conoció la información y empezó a trabajar en la operación con sus
colegas Maza y Vargas. Rápidamente se montó un operativo de seguimiento en
Cartagena que, sin embargo, no resultó del todo discreto.
Rodríguez Gacha se dio cuenta de que le pisaban los talones y
en la noche del jueves abordó una lancha rápida con su hijo y cinco de sus
guardaespaldas, con destino a la finca El Tesoro, ubicada entre Coveñas y Tolú.
En ese momento las autoridades le perdieron la pista. No obstante gracias al
informante, comenzó a hacerse un rastreo aéreo de la zona para ubicar la lancha
que tenía características claramente identificables. Esta fue detectada en
horas de la madrugada, pero ocupada sólo por su conductor.
El helicóptero se le acercó y obtuvo que la lancha se
detuviera. El piloto confesó que había dejado a Rodríguez Gacha en la finca El
Tesoro y se dirigía a una isla cercana a recoger a un grupo de paramilitares
para reforzar la seguridad del narcotraficante.
Con esa información se procedió al diseño de un operativo
envolvente sobre la finca. El cuerpo de élite tenía la misión de llegar por
aire en dos helicópteros artillados, mientras que la Infantería de Marina
cubría un eventual escape por agua.
A la media mañana del viernes los dos helicópteros llegaron a
El Tesoro. Con altavoces y sirenas le pidieron a Rodríguez Gacha que se
entregara, pero no se obtuvo ninguna respuesta. No había movimiento en la casa
y lo único que se veía era un camión Chevrolet carpado, de color rojo.
En un momento se pensó que la información dada por el
lanchero era falsa. En consecuencia, uno de los helicópteros empezó a volar
hacia Tolú y el otro hacia Coveñas. Sin embargo el que iba hacia Tolú volvió a
pasar por encima de la finca y sus ocupantes se dieron cuenta de que el camión
rojo ya no estaba. Así se lo comunicó al segundo helicóptero y se inició la
búsqueda del vehículo. A menos de dos kilómetros de Tolú el camión fue
interceptado y este se desvió por la ruta que conduce a Sincelejo.
Un poco más adelante el vehículo se detuvo y de él se bajaron
Freddy Gonzalo Rodríguez y cuatro guardaespaldas, quienes abrieron fuego contra
la aeronave. Esta contestó con sus ametralladoras, dando de baja a dos de
ellos. Uno de los helicópteros descendió y dejó en tierra a varios comandos de
la fuerza élite, quienes se enfrentaron con los dos guardaespaldas
sobrevivientes y el hijo de "El Mexicano", dándoles de baja.
En el intermedio el camión continuó su huida seguido por el
otro helicóptero. Accidentalmente en esta carretera se encontraba una patrulla
de infantes de marina que estaba custodiando una de las fincas del extraditado
Eduardo Martínez Romero. Al verlos, el camión se detuvo y de él bajaron
Rodríguez Gacha y un guardaespaldas, quienes se internaron en un platanal.
Luego el helicóptero comenzó a disparar, tratando de detectar a los fugitivos.
Al cabo de un tiempo Rodríguez Gacha quien estaba armado con
un fusil R5 y cinco granadas contestó al fuego, con lo cual fue fácil ubicarlo.
El artillero del helicóptero empezó a dispararle a la mata de plátano que le
servía de parapeto a "El Mexicano".
Finalmente logró darle en un pie. El disparo lo hizo caer y
en ese momento una bala calibre 7.62 le alcanzó la cabeza, tanto que quedó
prácticamente desfigurado. Fueron necesarias las diligencias dactiloscópicas
para establecer sin duda su identidad.
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